Artículo publicado en el diario El Peruano.
Para al Perú, país democrático y con plena vigencia del Estado de Derecho que alcanzó independencia en 1821, más allá de sus adversidades y de sus contrastes que vemos en su vida política presente, la celebración de los 200 años de la instalación del Congreso de la República, debe ser motivo de regocijo nacional.
El Generalísimo Don José de San Martín y Matorras, que llegó al Perú con el titulo de Protector, llevó adelante el objetivo de su instalación. Su vocación por la democracia más allá de sus pretensiones monárquicas, la había aprendido desde sus tiempos en Europa donde recibió no solamente una sólida formación militar sino también la influencia de la doctrina de Montesquieu que desarrolló la teoría de la separación de poderes con total vigencia en prácticamente todo el mundo salvo excepciones.
Desde 1822 el Parlamento Nacional ha sido la voz el pueblo y por eso sus representantes han sido muy importantes para realizar las aspiraciones de sus representados. No hay Congreso, Asamblea, Convención, etc., con el nombre que tenga en cada país, que no sea impopular. Casi siempre los parlamentos en cualquier parte del mundo son los más criticados por la opinión pública y eso no debería extrañar ya que sus miembros están en constante acción política y viven las pugnas propias de sus pretensiones políticas.
Las funciones parlamentarias son el control político y la fiscalización. Sea en el ámbito nacional como pasa con los Congresistas de la República o sea en el ámbito supranacional como es la tarea que realizamos los Parlamentarios Andinos como representantes de los pueblos de la Comunidad Andina.
Precisamente por el control político los parlamentarios no somos populares y eso en el fondo no debemos ceder porque esa tarea es fundamental pues emana del mandato que recibimos del pueblo. El Perú ha tenido una vida republicana con gobiernos militares y civiles, con golpes de estado y con períodos de intensa vida democrática como la que hoy tenemos y en todas esas épocas el Congreso de la República siempre ha estado presente para poner equilibrio al ejercicio de poder.
Las leyes que se dan en el Congreso son importantes para la buena marcha del país y por eso las normas que son creadas en el Poder Legislativo deben responder a las necesidades de la población.
Que este bicentenario del Congreso del Perú sea ocasión para que los parlamentarios nacionales y supranacionales, reflexionemos acerca de nuestro rol con el país y sobre todo con los peruanos de su interior, pueblos originarios que esperan de nosotros, las leyes que impulsen su desarrollo. Es nuestra tarea en el Perú y fuera en el ámbito de la Región Andina.
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