Fernando Arce Alvarado Parlamentario Andino.
Los recientes acontecimientos delincuenciales acontecidos en la hermana República del Ecuador no deben pasar inadvertidos ni pensar que se trata de un problema nacional que merece solo un mensaje de solidaridad y apoyo. Estamos enfrentando un fenómeno estructural y de carácter internacional como es el narcotráfico, con todo su poder en ámbitos económicos políticos y sociales
La lógica es muy clara, como en todo, un problema estructural requiere una solución también estructural; un problema internacional exige una solución también internacional. Es ese precisamente el caso que se está viviendo en el vecino País.
En esa línea de análisis es un error pensar que la solución pasa por la declaración de un Estado de excepción. Posiblemente ello es necesario para serenar las aguas turbulentas de la coyuntura actual, pero pensar que esta guerra contra el crimen organizado se resolverá con ello, sería una demostración de ingenuidad política y estratégica que ningún país merece ni requiere. Ese acto de miopía llevaría a recordar al icónico Gabriel García Márquez en su “Crónica de una muerte anunciada” No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Consecuente con lo señalado, el narcotráfico ha penetrado la estructura social y política de todos los países de este hemisferio, con simples diferencias de acentuación.
Es preciso comprender que la llamada seguridad del Estado tiene un carácter multidimensional. En otros términos, la seguridad debe verse como un tema de seguridad humana y como tal, comprende seguridad ciudadana (la más obvia); seguridad económica (dos de cada tres ciudadanos latinoamericanos en la informalidad);seguridad alimentaria ( cuatro de cada diez niños con anemia); seguridad en Salud ( la gran mayoría de sus pobladores sin beneficios sociales y con sistemas de salud deficientes);seguridad medio- ambiental (calentamiento global, contaminación, deforestación);seguridad comunitaria ( con una evidente falta de inclusión social y brechas enormes de inequidad social) y seguridad política (con la presencia del narcotráfico en varios Estados y adicional a ello el financiamiento de campañas políticas con recursos de dudosa procedencia).
Un escenario como el descrito ciertamente resulta dantesco y exige una solución a nivel supranacional, como lo es precisamente el Parlamento Andino, tan poco conocido y poco valorado por mezquindad política de muchos actores políticos y económicos.
Desde el despacho a mi cargo coordinando con la Vicepresidencia del Parlamento Andino del Perú, hace varios meses se ha enviado un Proyecto de Marco Normativo a consideración de la Presidencia y la Secretaría General de este organismo supranacional de integración, precisamente sobre la “Seguridad Multidimensional y su impacto en la Subregión Andina”, cuya Visión es precisamente la que se describe en párrafos anteriores: Supranacional y Multidimensional.
¿No será precisamente este el momento más idóneo y oportuno para que el Parlamento Andino tome la palabra, compre el reto y trabaje de manera concertada, urgente y contundente en la solución de un problema que no es nacional ni de una sola dimensión como algunos analistas erróneamente afirman?
Me parece que los parlamentarios andinos del Perú coinciden con esta lectura del problema y su solución, tomemos una acción inmediata al respecto. Ese será el mejor y más concreto acto de solidaridad que requiere Ecuador de los países que integramos el Parlamento Andino.
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