Proponen trabajar por la reintegración de los países andinos.
El parlamentario andino, Fernando Arce Alvarado, presidente de la Comisión Segunda de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología de la Información y la Comunicación, propuso una norma jurídica comunitaria del derecho humano a la auto identificación para que cada ciudadano de la subregión andina defina libremente, su identificación con la etnia, raza o cultura que su conciencia decida.
Iniciativa recogida del I Seminario Internacional sobre el Derecho Humano a la Educación de los Pueblos Originarios de la Subregión Andina, desarrollado en las instalaciones de la CAN con la participación de especialistas en educación intercultural y derecho comunitario.
En el evento académico el parlamentario Gustavo Pacheco Villar, presidente del Comité Internacional de Derecho Comunitario Andino,(CIDCA), se refirió al aporte que dicho comité hará estudiando y sistematizando los cuatro momentos del derecho comunitario andino que son: el Derecho Comunitario Originario (Precolombino que tiene que estudiar cinco mil años de historia), Derecho Comunitario Virreinal, (300 años de historia, resumido en el Archivo de Indias en Simancas, Tordecilla, Valladolid pero con una mirada europea). Derecho Comunitario Republicano y Derecho Comunitario Contemporáneo, desde el Acuerdo de Cartagena (1969) hasta nuestros tiempos.
‘Tenemos que empezar a hablar de reintegración porque ya estuvimos juntos cinco mil años; separados solo 200. No miremos a nuestro país como bicentenario, somos milenarios, hablemos de reintegración, qué nos divide’, preguntó pacheco Villar.
Miriam Liduvina Cisneros, vicepresidenta del Parlamento Andino en representación de Ecuador y dirigente de las mujeres Quichuas animó a sus congéneres a no desmayar en la lucha de sus derechos y en especial por el de la educación.
Los estados siguen visibilizando la problemática de los pueblos originarios, hay una realidad preocupante en mi país: colegios con maestros unidocentes, no hay profesores especializados, la calidad de la educación que se brinda es muy baja, afirmó.
El ex canciller y jurista Miguel Ángel Rodríguez Mackay, propuso ver el tema de los pueblos originarios con un verdadero enfoque democrático. América Latina tiene el privilegio de contar con pueblos originarios, no mestizos. Pueblos definidos por su ancestralidad que construyeron en el tiempo, que conservan impolutos, sin cambios en su carácter primigenio. Son las primeras poblaciones de la nación, afirmó.
Debemos mirar a los pueblos originarios con mayor atención porque son las poblaciones con mayor autoridad en el tiempo. No conozco una conquista que no haya sido violenta. El proceso de sincretismo fue un proceso de impacto para los pueblos originarios, pero estos se han mantenido con sus costumbres y hábitos, han llegado en el tiempo con sus derechos, preminentes, como es el derecho a no cambiar, aunque llegue el mundo de la ultra modernidad de la tecnología hasta ellos, tienen derecho a permanecer como hace dos mil años, dijo.
Rodríguez Mackay también se refirió al gran debate de Valladolid, entre Bartolomé de Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda que se dio como base teológica y de derecho para definir la naturaleza del indio, para determinar si el indio tenía o no alma. Se consideraba al indio como cosas hay que decirlo.
Los pueblos precolombinos ancestrales sin embargo, en el tiempo han creado el concepto del cooperativismo, de mancomunidad, del trabajo en equipo. Los pueblos oriundos fueron perfectos expresionistas del sistema colectivo y cooperativo.
Los pueblos originarios entraron en un proceso de sincretismo, sigue siendo parte de un proceso desestructurado de enorme fractura política, debemos centrarnos en esta cualidad intrínseca, los pueblos originarios no han sido objeto de verdaderas políticas públicas a lo largo de 200 años de vida republicana.
Es bueno decir que los derechos humanos de los pueblos originarios son superiores a cualquier norma positiva que pueda haber en favor de ellos, es el sistema positivo. Los derechos humanos como el derecho a la educación, sin complejos debería haber políticas públicas sobre los pueblos originarios. Esta visión global transversal que nos une a los pueblos originarios de toda nuestra región que tiene cosas comunes, como grandes baluartes, debería ser política de estado. El Parlamento Andino, la Comunidad Andina, todo el sistema andino de integración debe trabajar por ello, propuso.
Yehude Símon Munaro, político de amplia trayectoria, se refirió a la brecha de desigualdad del pueblo criollo y mestizo con los pueblos originarios. Comunidades que existen antes de la colonia, conservan todos sus patrones culturales, se reconocen como pueblos originarios. En el Perú, según censo del 2017 existen 5 millones 417 mil peruanos identificados como procedente de una población indígena originaria, recordó.
Debemos garantizar que los pueblos originarios tengan voz, reconocer su identidad cultural como intangible, garantizar la supervivencia de su estilo de vida e identidad cultural. Crear para ellos un entorno de supervivencia seguro. Preservar su cultura y educación que se expresa mediante la lengua. La existencia de las personas se expresa mediante su lengua. Es imperativo de cuidar fundamentalmente las lenguas originarias.
En el evento también estuvo presente el Dr. Marco Antonio García Claros, presidente del Capítulo Boliviano de la Federación Interamericana de Abogados y Docentes titular de la Universidad Mayor de San Simón, quien rememoró la experiencia educativa Warisata – Bolivia (escuela ayllu) que se desarrolló por diez años desde 1971 con la importante participación de notables educadores peruanos como Gamaniel Churata, Mariano Fuentes Lira y José Antonio Encinas.
La experiencia educativa de Warisata se fundamentó en la propuesta del amauta José Carlos Mariátegui. Los niños deben ser educados en sus lenguas de origen, en su idioma nativo. Porqué utilizar el castellano para uniformizar la educación, reflexionó García Claros.
Wilma Melchor Cohaila, presidenta de la Federación Regional de Mujeres Originarias Lideres Originarias del Perú, desarrollo la premisa de que la mujer que puede ser educada se convierte en un importante agente de cambio en la sociedad.
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